" Ya se había acostumbrado a hablar en voz baja, con esfuerzo,pero se había acostumbrado. Y había aprendido a no hacerse preguntas, a aceptar que la derrota se cuela en lo hondo, en lo más hondo, sin pedirpermiso y sin dar explicaciones. Y tenía hambre, y frío, y le dolían las rodillas, pero no podíaparar de reír.
Reía.
Reía porque Elvira, la más pequeña de sus compañeras, había rellenado un guante con garbanzos para hacer la cabeza de un títere, y el peso le impedía manipularlo. Pero no serendía. Sus dedos diminutos luchaban con el guante de lana, y su voz, aflautada para la ocasión, acompañaba la pantomima para ahuyentar el miedo.
El miedo de Elvira. El miedo de Hortensia. El miedo de las mujeres que compartían lacostumbre de hablar en voz baja. El miedo en sus voces. Y el miedo en sus ojos huidizos,para no ver la sangre. Para no ver el miedo, huidizo también, en los ojos de sus familiares. "
Reía.
Reía porque Elvira, la más pequeña de sus compañeras, había rellenado un guante con garbanzos para hacer la cabeza de un títere, y el peso le impedía manipularlo. Pero no serendía. Sus dedos diminutos luchaban con el guante de lana, y su voz, aflautada para la ocasión, acompañaba la pantomima para ahuyentar el miedo.
El miedo de Elvira. El miedo de Hortensia. El miedo de las mujeres que compartían lacostumbre de hablar en voz baja. El miedo en sus voces. Y el miedo en sus ojos huidizos,para no ver la sangre. Para no ver el miedo, huidizo también, en los ojos de sus familiares. "
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