6/2/10

Las pequeñas memorias

“A la aldea le dicen Azinhaga, está en ese lugar por así decirlo desde los albores de la nacionalidad (ya era foral en el siglo XIII), pero de esa estupenda veteranía nada queda, salvo el río que le pasa al lado ( imagino que desde la creación del mundo), y que, hasta donde alcanzan mis pocas luces, nunca ha variado de rumbo, aunque se haya salido de sus márgenes un número infinito de veces. A menos de un kilómetro de las últimas casas, hacia el sur, el Almonda, que ése es el nombre del río de mi aldea, se encuentra con el Tajo, al que (o a quien, si se me permite la licencia) ayudaba en tiempos idos, en la medida de sus limitados caudales, a inundar los campos cuando las nubes soltaban las lluvias torrenciales del invierno y los embalses río arriba, pletóricos, congestionados, tenían que descargar el exceso de agua acumulada.”

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