" Fuimos entrando en la bodega del Sidi Aicha, encadenados de dos en dos... anduvimos seis metros, ciegos, anonadados por la luz estallante de la lechada de los muros, el azul dorado del mar, el morado lejano de los Pirineos: España al alcance de las manos... Debían avistarse las costas españolas; hubiésemos dado parte de nosotros mismos por verlas. Yo sentía el azar de la tierra por mi costado, roto el mar por la vertedera de las bordas: Rosas, Cadaqués, Puerto de la Selva, y entre humos, lejos, Barcelona. "
MAX AUB
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