“Hacía ya bastantes días que la bahía de Baffin había adquirido un temible y triste aspecto invernal. El sol, descolorido como si estuviera enfermo y sin despedir apenas calor, arrojaba con esfuerzo sus pálidos rayos sobre aquel territorio, una tierra perdida que estaba situada encima del círculo Polar Ártico. La larga e interminable noche de invierno amenazaba con desplegar su negra y helada cortina.
Nieblas muy densas cubrían la costa de la lejana Groenlandia, la Tierra de Baffin y las penínsulas de Baffin, Cumberland, Devon y Lincoln. Eran nieblas que descendían por el estrecho de Smith y seguían los golfos hacia Davis, Lancester y Jones.”
EMILIO SALGARI
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