"De vez en cuando arrastraba el pie por la pista de las hormigas y producía el desastre. luego, aburridamente, contemplaba la triste y perfecta organización de los insectos hasta que la normalidad y la urgencia en la normalidad volvían. Su mirada, arrastrándose por la tierra, le descubría pequeñas cosas para las que iba creando imágenes que las aislaban, las circuían y les daban nuevos valores que impedían su olvido momentáneo. Las hormigas, o los ancianos, o las carretillas temblantes, ajustando su caminar a un ritmo de golpecitos. La yerba aplastada, o la madeja de lana usada y rizada, recuperada de una prenda, descoloridas ambas como una madrugada de estación de ferrocarril. La avispilla en el arco de la rama de un matojo, a cinco pasos de él, que en el transparente mediodía de julio era como un pez o tenía movimientos de pez, escalonados, fugitivos, inseguros."
Ignacio Aldecoa
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