5/6/10

El azul sobrante

“ El piso era minúsculo, tenía tres habitaciones pequeñas: una cocina, un dormitorio y otro cuarto para estar, que era sobre el que se abría la puerta de la calles; pero a ella la sobraba casa, como la había sobrado siempre, y mucho más ahora que estaba sola, aunque muchos días la parecía que no lo estaba, y que su hijo estaba en el trabajo y volvería para la hora de la comida. No podía pensar que ya nunca volvería, aunque lo sabía perfectamente, y desde que se despertaba a las cinco de la mañana ya había rezado por él y luego había ido a misa de siete, y al salir de allí, pasaba algunos días a comprar un trozo de hueso de jamón para su caldo, que era lo que más le gustaba a su hijo, como había gustado a su padre, y ahora, era la base de su dieta, juntamente con las naranjas y el queso.”
José Jiménez Lozano

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