“Los paredones de una iglesia, la de San Miguel, y la abertura de unas calles de casas bajeras creaban una descomunal escenografía en aquel principio de poblado, y atrás quedaban un río hundido en descarnado tajo, un puente, un arco, el blanco estuche de una ermita, las ruinas del castillo y el campo comido por las sombras.”
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